En muchas ocasiones, estamos desconectados de nuestro ser, no nos estamos
atendiendo, y no queremos ver lo que nos hace falta. Entonces todas
nuestras energías van a parar al cuidado de los demás. Ofreciendo la
comprensión y atención que no estamos dispuestos a darnos a nosotros
mismos. Perdemos así nuestro amor propio y llenamos de esa forma nuestro
gran vacío.
Para crecer tenemos que aprender sobre nuestro comportamiento, así como de nuestros actos. Si queremos avanzar es necesario analizar nuestros principios, ya sea para crearlos, mejorarlos o incluso eliminarlos.
El desarrollo personal empieza al conocernos a nosotros mismos como personas. El conocernos nos da la oportunidad de fortalecer áreas que nos están causando problemas en nuestras vidas. Al entender que pasa dentro y fuera de nosotros, tenemos más control sobre nuestras emociones y también nos ayuda a tomar mejores decisiones.
El autocuidado es diálogo y comprensión con uno mismo, viviendo en presente y siendo conscientes de cada acto que realizamos, evaluando si nuestro bienestar se beneficia o no con él. Es dedicarnos tiempo y saber reconocer nuestras necesidades físicas, mentales y emocionales, y además, una vez identificadas, realizar las acciones necesarias para cubrirlas.